La gran decepción de Ted Lasso
Ted Lasso, la popular serie de Apple TV+ protagonizada por Jason Sudeikis sobre un entrenador de futbol americano que viaja a Inglaterra a entrenar a un equipo de futbol soccer (el ficticio A.F.C. Richmond), terminó en mayo de este año. La serie que comenzó en el 2020 rápidamente se volvió la favorita de muchas personas gracias a su humor, su optimismo y lo fuerte de sus personajes, sin embargo dejó un aire de decepción en la audiencia al terminar su tercera y última temporada.
Yo me subí al “Tren Lasso” en el 2022. Antes de eso había escuchado a varias personas hablar de lo mucho que les gustaba, pero no me había interesado lo suficiente como para verla. Después de todo, las series tienden a cansarme muy rápido, independientemente de cuántos capítulos y cuantas temporadas tengan. Sin embargo, perdiendo mi tiempo una tarde en TikTok, me aparecieron un par de videos sacados de Ted Lasso y descubrí dos cosas: El humor era justo lo que me gustaba a mí, y probablemente amaría al personaje de Roy Kent como no he amado a un personaje ficticio desde Nick Miller (New Girl).
Ambas cosas resultaron ser ciertas y vi las primeras dos temporadas relativamente rápido, con una pausa entre temporada y temporada para no cansarme demasiado. Sin embargo, cuando comencé a ver la tercera temporada me di cuenta de que algo había cambiado y no la estaba disfrutando igual.
Spoilers para toda la serie de Ted Lasso.
Lo primero que noté fue que los capítulos eran mucho más largos, mientras que en la primera temporada cada episodio dura alrededor de 30 minutos, en la tercera temporada casi todos son de alrededor de 60 minutos y el más largo es de 75. Lo segundo que noté fue que la serie que comenzó como una comedia parecía haberse convertido en un drama, lo cual no es necesariamente un problema cuando el cambio es más gradual, pero aquí sucedió de una temporada a la otra. Lo tercero y tal vez más decepcionante, fue que parecía ya no tener el mismo cuidado con el arco dramático1 de los personajes. Atrás habían quedado los matices y las complejidades de las personas a las que estábamos viendo en la pantalla, en su lugar parecía estar viendo autómatas que necesitaban llegar a una meta para poder terminar la serie y pasarían por todos los clichés posibles para lograrlo.
Hoy quiero mencionar sólo algunos de ellos.
En el corazón de la serie está “The Lasso Way”, el impacto que Ted tiene en la vida de quienes lo rodean. Ted tiene un llamado muy claro: ayudar a otras personas a convertirse en las mejores versiones de sí mismas y su herramienta principal es su optimismo inquebrantable. Ted no ve lo que las personas hacen, ve lo que pueden llegar a ser y cada acción es una invitación a que ellas también lo vean y se motiven a crecer, pero el trabajo y el crecimiento lo tienen que hacer ellos mismos.
Un ejemplo muy claro es el arco de Roy Kent en las primeras dos temporadas. Al principio de la primera temporada, Ted nota las cualidades de líder de Roy, quien es capitán del equipo, y siembra esa semilla regalándole el libro A Wrinkle in Time. Para el final de la primera temporada, Roy ha aceptado que su tiempo como jugador se terminó y se despide de sus fans y de su equipo en una escena emocional durante su último partido. Sin embargo, no toma el papel de líder inmediatamente, sino que decide explorar otros caminos, incluyendo uno bastante exitoso como comentarista de fútbol. No es sino hasta la mitad de la segunda temporada, en la que es probablemente mi escena favorita de toda la serie, que Roy regresa a Richmond con una entrada triunfal y toma su nuevo lugar de liderazgo como entrenador.
El arco de Jamie Tartt es también uno de los más completos que hay en la serie. Comienza la primera temporada como el jugador estrella que es un patán y sólo juega para sí mismo, lo cual lleva a Ted a tomar ciertas decisiones que lo obligan a sentarse y a pensar un poco más en sus compañeros. En el capítulo final de la primera temporada, Jamie ya no está jugando con Richmond, sino con un equipo rival, Manchester City, pero la semilla del cambio está ahí y en un momento clave, Jamie decide pasar el balón en lugar de intentar meter gol él. Ese pase lleva a su equipo a ganar en el último minuto. Sin embargo, ese pase no significa que Jamie sea una persona nueva. En la segunda temporada lo encontramos en un reality show, habiendo dejado a Manchester City, haciendo enemigos por doquier y arruinando todas sus oportunidades laborales. Su regreso a Richmond es duro y necesita probar que ya no es quien solía ser para ganarse la confianza y el respeto de sus compañeros. Durante la tercera temporada, vemos la culminación de ese crecimiento que le ha tomado tres años: Jamie ha aprendido a trabajar en equipo, a depender de sus compañeros y a confiar en ellos para que su estrategia de juego sea exitosa.
A lo largo de la serie, hemos visto a estos personajes crecer. Todos empiezan en lugares muy claros, pero es gracias a la influencia de Ted y a sus propias ganas de ser mejores que comienzan a tomar pasos para alcanzar su potencial. El camino no es corto, les toma a todos un par de años, pero cuando finalmente llegan a donde tienen que llegar, como audiencia, sentimos la satisfacción de haberlos acompañado en ese crecimiento.
Y entonces está Nate.
En la primera temporada Nathan Shelley es el utilero, su trabajo consiste en lavar los uniformes, traer el agua y dejar el vestidor listo para cuando los jugadores regresen a cambiarse. Es una persona tímida y es ignorada por prácticamente todos menos por Ted, quien inicialmente simplemente lo trata con respeto, pero rápidamente se da cuenta de su habilidad estratégica, así que comienza a consultar con él durante los entrenamientos.
En la segunda temporada, Nate es entrenador asistente y es un miembro valioso del equipo de entrenadores, pero sus inseguridades y su complejo de inferioridad hacen que frecuentemente sea agresivo y cruel con quienes considera “inferiores”. Esa inseguridad sólo aumenta cuando Roy regresa a Richmond y lo lleva a traicionar la confianza de Ted y a dejar al equipo al final de la segunda temporada. La última escena con él nos hace pensar que él va a ser el antagonista principal de la tercera temporada, un papel que hasta el momento reservado para Rupert, el ex esposo de Rebecca y ex dueño de Richmond.
Pero, como ya dije antes, esta es la última temporada. La serie necesita terminar. No hay tiempo para desarrollar a Nate de forma natural y, para el final temporada, necesita ser redimido, necesita aprender su lección y necesita regresar a Richmond. Así que lo que a otros personajes les ha tomado temporadas completas, él lo hace en alrededor de tres o cuatro capítulos y lo hace de la forma que más odio: gracias a la influencia angelical y redentora de una mujer, su nueva novia, Jade.
Pero antes de hablar de Jade, me gustaría hablar de lo que sucedió con los otros personajes femeninos en la tercera temporada de Ted Lasso.
Durante las primeras dos temporadas, las dos mujeres principales, Keeley Jones y Rebbeca Welton, son sujetos en sus propias historias y con sus propios arcos dramáticos. Keeley comienza como modelo, pero pronto se convierte en una exitosa publicista gracias a su creatividad y a su propio esfuerzo.. Al principio es novia de Jamie y posteriormente lo deja y comienza una relación con Roy, pero su personaje no gira en torno a esas relaciones. Lo que es más, ella no es el objeto que los hace crecer. Ella reconoce que necesita crecer como persona para que su relación con Roy sea exitosa, pero no es la única. Roy también está haciendo un esfuerzo por abrirse más y por ser buena pareja.
Rebecca Welton, la dueña de Richmond, también es una persona completa a pesar de que muchas de sus acciones inicialmente están ligadas a un hombre. Al comenzar la serie, Rebecca es una mujer obsesionada con vengarse de Rupert Mannion, su ex esposo y ex dueño de Richmond, quien la engañó en numerosas ocasiones con otras mujeres y quien trata de hacerla sentir inferior cada que se la encuentra. Vengarse de Rupert destruyendo a Richmond es la razón por la cual contrata a Ted, alguien que no sabe nada de futbol, pero es a través de sus interacciones con Ted, con Keeley y con los otros personajes que nos damos cuenta de que Rebecca es mucho más que eso. Es una mujer capaz y asertiva, pero vulnerable y llena de incertidumbre, es fuerte e independiente, pero está buscando una conexión más profunda con alguien. Rebecca es un personaje complejo y completo.
Mi gran decepción con la tercera temporada es que olvida que sus personajes femeninos son personas completas. Los arcos tan marcados y tan refrescantes de Keeley y Rebecca quedan suspendidos y en su lugar están estas dos mujeres que están comportándose como un hombre ligeramente sexista y con poca imaginación pensaría que se deben comportar: ahora Keeley es poco profesional y Rebecca necesita ser mamá porque una psíquica se lo dijo.
Hablemos primero de Keeley.
Keeley, quien hasta el momento siempre ha demostrado ser poco convencional pero eficiente y exitosa en su vida laboral, de repente está tomando decisiones impulsivas y poco profesionales. La primera decisión poco profesional es que contrata a su amiga Shandy sin saber nada sobre cómo trabajaba o si tenía las cualificaciones para el puesto y esto crea muchos problemas tanto para Keeley como para la empresa, porque Shandy no es una persona profesional. La segunda decisón poco profesional de Keeley es que comienza a salir con Jack, su jefa. Y la serie claramente nos indica que salir con la jefa es algo malo, entonces Keeley es castigada por la narrativa: un video íntimo de Keely es filtrado y se vuelve viral, su novia resulta ser ligeramente sexista y juzgona, y la consecuencia es que Keeley pierde su empresa.
Ninguno de estos elementos serían un problema tan grande si el personaje hubiera demostrado tener esas características antes. Pero no sólo son un problema de coherencia, son un problema de poca imaginación, ya que la serie tomó a una mujer con características tradicionalmente muy femeninas, la volvió CEO de su propia empresa y la volvió poco profesional e incapaz de tener relaciones laborales apropiadas.
Sobre Rebecca no quiero decir mucho porque, aunque hay quien ha argumentado que su arco de querer encontrar una pareja y tener una familia es un paso lógico en la evolución de su personaje, mi problema principal es que todo surge gracias a que visitó a una psíquica y no porque ella lo decidiera por sí misma.
Y es así como regresamos al caso de Jade.
A Jade la conocemos en la segunda temporada. Es la hostess del restaurante favorito de Nate y representa un obstáculo para él porque siempre se rehúsa a darle la mesa de la ventana. Casi no habla y no sabemos nada de ella. Su único rol es negarle la mesa hasta que Nate la pide de forma directa y ligeramente grosera.
Al principio de la tercera temporada, la forma en la que la gente trata a Nate ha cambiado totalmente gracias a su nuevo puesto como entrenador de West Ham United F.C. El puesto lo obtuvo gracias a que Rupert, al no poder sacar a Rebecca de Richmond, compró West Ham. Nate, en su nuevo puesto, es cruel y autoritario, maltrata a todas las personas que considera inferiores y ahora obtiene todo lo que se le antoja.
Y entonces se topa con Jade, quien no parece reconocerlo y a quien no le podría importar menos quién es o qué hace. A pesar de los aspavientos del dueño del restaurante, Jade no trata a Nate de forma distinta, lo ignora igual que siempre y le habla lo menos posible. Esto continúa hasta que, después de queueuna cita entre Nate y una modelo sale mal, Jade se da cuenta de que Nate en realidad no es mala persona y decide hablar con él. De ahí se van a su primera cita, comienzan una relación de pareja y Nate, a través de esta nueva relación, se da cuenta de lo buena que puede ser la vida cuando uno no es un patán, así que renuncia como entrenador de West Ham, se reconcilia con su papá y, en el último episodio, regresa a trabajar a Richmond, donde todos lo reciben con los brazos abiertos y repara la relación con Ted.
Y todo eso sucede en cinco episodios o menos.
Pero de Jade no sabemos nada. No sabemos qué le gusta, cuáles son sus motivaciones, qué metas tiene, ni siquiera sabemos su apellido. Sólo sabemos que es la persona que inspira a Nate a ser una mejor persona. En pocas palabras, Jade no es un sujeto, es un objeto para acelerar el arco de Nate.
Sin embargo, no podría decir que la forma en la que la serie aborda el personaje de Jade fue sorpresa. En la segunda temporada conocemos a la Dra. Sharon Fieldstone, quien también tiene un rol limitado a ayudar en el desarrollo de los personajes masculinos. En su caso puede ser menos notorio, ya que ella es la psicóloga del equipo y ese es su trabajo. Sin embargo, en una serie tan preocupada por ir más allá de lo que vemos, el personaje de Sharon se queda decepcionantemente superficial. Un episodio alude a problemas de soledad y alcoholismo, pero apenas salen los créditos, la serie parece olvidar que presentó esa idea.
Sharon no es un sujeto, es el objeto para ayudar a Ted a enfrentar su pasado.
Ted Lasso en general es una serie que me gustó. Me gusta su humor, aprecio sus mensajes positivos y su mirada optimista a la vida, pero la tercera temporada se quedó muy corta. El cambio entre una temporada y la otra es muy notorio y las decisión de acelerar los arcos dramáticos para poder terminar rápido me pareció mala.
Especialmente me decepcionó la forma en la que la serie trata a sus personajes femeninos, tomando en cuenta el cuidado con el que trata a personajes como Roy y Jamie. Y, a pesar de no haberlo mencionado antes, no pasa desapercibido el hecho de que el otro personaje cuyo desarrollo se sintió mucho más descuidado y apresurado fue el de uno de los personajes principales de color.
Así pasa.
Arco dramático: transformación que un personaje sufre desde el comienzo hasta el final de la historia.